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Nuestra responsabilidad social

28 de November de 2013

Víctor Gavito, director general del Grupo de Empresas ALPURA y actual presidente de la Fundación Ibero-Ernesto Meneses Morales, S.J., A.C.


El término responsabilidad califica de manera diferente a las personas, en razón a la naturaleza de las acciones que realiza. En el sistema jurídico, una persona responsable es aquella que está obligada a reparar y satisfacer, por sí o por otro, por la consumación de un delito, ya sea de una manera directa o subsidiaria.

Un irresponsable es aquel al cual no se le pueden exigir responsabilidades, niños, personas con discapacidad intelectual, etc., pero en el campo de la responsabilidad moral, una persona responsable es aquella que cumple eficientemente una encomienda o se esmera en ejecutar de la mejor manera el trabajo que le ha sido confiado, y el irresponsable es aquella persona a quien describiríamos de manera contraria.

De lo expuesto anteriormente, podemos distinguir dos sistemas de los cuales se desprenden responsabilidades para el individuo: el jurídico y el moral o ético. El primero obligatorio para todos y exigible por la vía de la coerción, y el segundo voluntario y sustentado en principios morales de conducta, los cuales son exigibles, por nuestra conciencia.

Estas consideraciones nos llevan a la pregunta: ¿qué es la responsabilidad social?, ¿por qué la califico como nuestra, cuando me he referido a que es la voluntad de cada persona, la que originará acciones de efectos y consecuencias de beneficio o perjuicio a los demás?

Lo hago porque los desafíos que enfrenta nuestra sociedad, para alcanzar condiciones que aseguren a los más, posibilidades de desarrollo y progreso, a corto plazo son tan grandes, que exige el compromiso de todos.

Todos aspiramos a vivir en paz, lograr adecuados niveles de bienestar económico, gozar de una buena educación que nos permita alcanzar la gran satisfacción del conocimiento; aspirar a desempeñar puestos de trabajo destacados en empresas privadas o en el gobierno; emprender empresas exitosas o participar destacadamente en el área política; formar una familia, en la que nuestros hijos puedan tener las condiciones que nosotros hemos tenido y aún mejores, y gozar de tiempos de esparcimiento y servicio de salud adecuados.

¿Estas aspiraciones legítimas nuestras son alcanzables por la mayoría de nuestros conciudadanos? Por supuesto que no. ¿Qué hacer? ¿Cuál es entonces mi responsabilidad social? Qué difícil encontrar una respuesta adecuada a esta pregunta; yo sólo puedo hacer poco o nada, nadie está
obligado a hacer lo imposible, sin embargo, conozco la definición que es el
bien común, que dice, cito textualmente: “Bien común es el conjunto de
condiciones de la vida social, que hacen posible a las sociedades y a cada uno sus miembros, el logro más plenos y más fácil, de la propia perfección”.*

No soy indiferente a la situación de muchos con los cuales coexisto cotidianamente. Vemos a los jóvenes que venden agua y refrescos en el Periférico, a aquellos que tocan el organillo en la esquina, o realizan algunos malabares, para solicitarnos alguna ayuda. También conocemos a aquellos que se acercan a los coches, cuya presencia nos intimida, ya que podemos esperar algún evento indeseado y por supuesto sabemos del grave problema de los Ninis.

Estas circunstancias nos orientan a aceptar que nuestra responsabilidad social la cumplimos comprometiéndonos a canalizar nuestros esfuerzos para la promoción del bien común.

En el cumplimiento de nuestras aspiraciones, por supuesto que cumpliremos en parte con nuestra responsabilidad social, pero esto llevará tiempo y no es suficiente.

En la actualidad existen organizaciones en nuestro medio, que desempeñan grandes acciones de apoyo a las familias más necesitadas, que otorgan desayunos y comidas a niños cuyas escuelas no las atiende el sistema DIF gubernamental; aldeas infantiles y agrupaciones que atienden a niños de la calle, testimonios estos de lo que puede lograrse con el esfuerzo de muchos que contribuyen con lo que les es posible.

Nuestra Universidad apoya proyectos productivos y educativos, que propician beneficios económicos y de desarrollo personal, a quienes participan en ellos y a quienes colaboran en los mismos. Lo más importante es hacer posible el logro pleno y la autorrealización de los demás.

En esta sociedad todos nos necesitamos, el bienestar de los demás propiciará tu propio bienestar, te invitamos a experimentar la satisfacción de compartir y dar.

Participa.


*catecismo de la Iglesia Católica.

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Primer lugar

Adriana de la Peza Vignau

Segundo Lugar

Dulce M. Martínez de la Rosa

Tercer Lugar

Gustavo A. Alanís O.